Dice aún no haber superado el sentimiento de culpa. Lindomira cree que tener a su bebe en brazos es todo un milagro, pero recuerda que estuvo a punto de perderlo por un descuido.
Gonzalito Dávila Sánchez tenía apenas un mes de nacido cuando se tragó la pila de reloj. Su madre dice que en el centro poblado La Mezcladora, en Chiclayo, los médicos tardaron en descubrir el objeto altamente tóxico que se había comido el niño.
Cuando Gonzalito fue transferido al Hospital del Niño en Lima, y los médicos le realizaron la primera operación, la pila ya le había destrozado el esófago.
Ahora deben pasar unos meses para que el menor pueda ser sometido a una cirugía definitiva de reconstrucción de esófago. Los médicos del Hospital del Niño están dispuestos a operarlo, pero su madre insiste en que es mejor llevarlo a los Estados Unidos.
Por ahora el seguro integral de salud se hace cargo del tratamiento del bebe. Gonzalito es el último de los 4 hijos de Lindomira que, sin dinero ni familia en Lima, pide ayuda para conseguir un trabajo en la capital durante el tiempo que demande la larga rehabilitación de su pequeño.
