lunes, 22 de septiembre de 2003

"Veo a mi hija como muerta"


Matrimonio puneño pide justicia. Su hija ingresó al hospital por una intervención leve y quedó en estado vegetal
Por Carolina Martin .- 

María del Pilar Roque Cruz (7 años) era una niña alegre, atenta y con muchos deseos de aprender. Tanto, que obtuvo el primer lugar de su clase en primero y segundo grado de educación primaria en su colegio, el complejo educativo adventista "Fernando A. Stahl" de Puno. Un puesto que seguía manteniendo durante el presente año. Al menos hasta el mes de julio, momento en que su vida dio un giro fatal. 
Hoy, María del Pilar se encuentra postrada en una cama de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital "Guillermo Almenara" de EsSalud, en Lima. Su mirada es vidriosa y no parece reconocer el entorno que la rodea. Tampoco responde a los estímulos cariñosos que sus padres, Clorinda y Marcelo, le profesan de manera incansable. 
Además está muy delgada y se alimenta por medio de una sonda que conecta su nariz con su estómago. Sus articulaciones están encogidas. Y le es imposible mantener erguida su cabeza cuando sus padres la sientan. María del Pilar está en estado vegetativo (técnicamente una encefalopatía hipóxico isquémico post paro cardiorrespiratorio). 

Accidente casero 
Nada presagiaba la actual situación de María del Pilar el pasado primero de julio, cuando jugando en su casa de Ácora (Puno) se sentó sobre una mesa de cristal que se quebró, clavándose en su glúteo derecho algunos de los vidrios. La herida fue curada, limpiada y suturada con cinco puntos. 
Pero María del Pilar no se encontraba bien, y ante sus continuas muestras de dolor sus padres decidieron llevarla a EsSalud-Puno (a 34 km de su domicilio), donde ingresó por la Unidad de Emergencia del Hospital de Salcedo. Una placa de rayos X mostró que la niña aún tenía restos de vidrio en su cuerpo. 
La solución era sencilla, y así se lo hizo saber a sus padres Martín Manzaneda Peralta, el cirujano que dijo se iba a encargar de la intervención quirúrgica que extraería los cristales a María del Pilar "en un máximo de 15 minutos", afirmó. 
Ese tiempo, sin embargo, se transformó en dos largas horas tras las cuales Manzaneda sostuvo que la operación había sido todo un éxito. Una versión muy alejada de una cruda realidad en la que la paciente, según el anestesiólogo Percy Ortega, había sufrido un paro cardiorrespiratorio después de la operación, como consecuencia de "una reacción adversa a un medicamento". 
María del Pilar había entrado al quirófano llena de vida y se encontraba en un estado comatoso, supuestamente como consecuencia de un sedante, cuyo efecto desaparecería en 48 horas. No fue así, y a petición de Marcelo y Clorinda, el pasado 10 de julio, la niña fue trasladada a Lima para recibir un tratamiento más especializado. 

Terapia de amor 
Clorinda frota de manera enérgica pero cuidadosa las piernas de su hija. Se las articula con paciencia para estirárselas, pero una vez que las suelta, María del Pilar, casi de inmediato y sin siquiera mirarla, las vuelve a encoger. 
Sus ojos, como los de su esposo Marcelo, están llenos de un amor tan inmenso que casi logran ocultar un cansancio de más de dos meses luchando por la vida de su hija mayor. 
En Puno quedaron María de la Flor, su otra hija de 5 años, y un trabajo como maestra del que ha tenido que pedir una licencia sin goce de haber por la que no cobrará los S/. 800 mensuales con los que mantiene a su familia. La pena que sienten no quita espacio a otro sentimiento que a medida que pasan los días se hace más fuerte: la rabia. Y es que Marcelo y Clorinda lo tienen muy claro. Su hija, aseguran, ha sido víctima de la negligencia médica de EsSsalud. Y quieren que se haga justicia. 
De momento este matrimonio ya interpuso una denuncia ante la Fiscalía de Prevención del Delito de Puno, que originó que la Defensoría del Asegurado de EsSalud iniciara un proceso de investigación para esclarecer los hechos del que aún no tienen las conclusiones. 
También pidieron ayuda al director de EsSalud, José Luis Chirinos, en una visita que hizo recientemente al Hospital Almenara, pero éste no tomó su caso en cuenta. 
De momento el matrimonio puneño asegura sólo haber recibido las amenazas del cirujano Manzaneda para que callen y una dolorosa indiferencia por parte de las autoridades médicas de EsSalud. 

Futuro incierto 
Mientras esperan una solución a su problema, Marcelo y Clorinda pasan día y noche en el hospital; y viven en la incertidumbre de qué será de sus vidas y de cómo cuidarán a su hija cuando ésta sea dada de alta. Un hecho que parecía lejano, pero que temen se haga inminente en breve. 
"La nutricionista del hospital ya me dijo el otro día que iba a enseñarme la dieta con la que debo alimentar a mi hija cuando esté en casa", afirmó Clorinda, quien expresó además su temor a represalias por parte de un hospital que en su opinión debería seguir cuidando a María del Pilar, dado que el pasado 11 de setiembre los doctores aún encontraron restos de vidrio en su cuerpo. 
"Veo a mi hija como muerta. Me dicen los médicos que su daño es irreversible y que siempre va a estar postrada en una cama. Y eso a mí me consterna bastante. No sabemos cuándo nosotros nos iremos al cielo. Quizás nos vamos antes que ella, y ¿qué va a ser de mi hija? ¿Quién la va a atender?, se pregunta esta madre en voz alta con lágrimas en los ojos. 
Cualquier ayuda económica para María del Pilar Roque Cruz puede ser depositada en la cuenta número 04-701-364320 del Banco de la Nación.

Cirujano se defiende: "La culpa es del anestesiólogo"

Martín Manzaneda Peralta, el cirujano que operó a María del Pilar en Puno, afirmó a La República que él realizó su trabajo de manera impecable y que la culpa del actual estado de salud de la pequeña es del doctor Percy Ortega, el anestesiólogo que trabajó a su lado durante la intervención. 
No es la primera vez que el doctor Martín Manzaneda Peralta es acusado de cometer una negligencia médica. El 25 de julio de 2001, Luz Angélica Salas Mercado, una joven de 30 años también de Puno, acudió a la consulta de Manzaneda, previo pago de US$ 600, para hacerse una liposucción. Una operación, según el doctor, "sencilla y sin mayores complicaciones". 
Nunca llegó a hacérsela, ya que un exceso de la anestesia que le administró la doctora Eliana Montoya para dormirla sólo durante la operación le produjo una atrofia cerebral difusa, secuela de una hipoxia cerebral post-paro cardiorrespiratorio. Es decir, lo mismo que sufrió la pequeña María del Pilar Roque. 
Manzaneda negó su responsabilidad en los dos casos, reiterando que la culpa es de los anestesiólogos que trabajaron con él. 
"En ambos casos el problema es anestesiológico. ¿Qué culpa tiene el cirujano de ese problema? Yo estoy al margen. Soy de tan mala suerte que me tocan dos profesionales que me meten en esta situación. Yo, digamos, soy copartícipe aunque no haya tocado al paciente, pero me están acusando. En un caso por no haberle operado y en el otro caso por haberle operado bien", declaró el cirujano. 
Manzaneda explicó a La República, que se comunicó con él por teléfono, que en el caso de María del Pilar él había extraído los vidrios realizando su trabajo de manera correcta, mientras que en el caso de Luz Angélica aseguró no haberla llegado a operar. "Nunca le he tocado un pelo", manifestó. 
Este médico con 15 años de profesión a sus espaldas asegura, además, tener miedo a los anestesiólogos a raíz de estos sucesos. Tanto que, según declaró a este diario, ha pensado incluso en estudiar esta especialidad médica para evitar este tipo de problemas.

Ambos profesionales médicos son responsables

Con el Código Penal en la mano y una basta experiencia acumulada en muchos años de ejercicio profesional, el abogado Juan Portocarrero fue claro al afirmar que la responsabilidad por este caso de negligencia médica es compartida por el cirujano Martín Manzaneda y el anestesiólogo Percy Ortega. 
El letrado afirmó que las lesiones que ambos le han infligido a la paciente María del Pilar son calificadas de "culposas", a pesar de que tanto el uno como el otro quisieron atender a la niña en beneficio de su salud. 
"Todo médico que va a sumir una responsabilidad quirúrgica sabe que corre un riesgo, y ese riesgo tiene que cubrirlo tomando sus precauciones. Esa es la razón por la cual estas personas son responsables de un delito", señaló Portocarrero. 
El abogado también dijo que este tipo de lesiones se castigan con una pena privativa de entre uno y dos años y el pago de una multa de entre 60 y 120 días de sueldo. 
Del mismo modo sostuvo que el doctor Manzaneda, implicado en dos acusaciones por negligencia, podría incluso llegar a ser inhabilitado por un juez para ejercer su profesión durante un tiempo.

jueves, 6 de marzo de 2003

Muere empresaria por someterse a liposucción

En esta ocasión el galeno implicado fue identificado por las autoridades como Oscar Patiño Aliaga, cuyo paradero es un misterio. Silvana ó según sus parientes fue operada la noche del viernes último en la Clínica particular Ortega y ese mismo día increíblemente le dieron de alta.