jueves, 6 de diciembre de 2012

Mujer se encadena a rejas de hospital denunciando negligencia médica

Jhonny Pérez Águila, de 23 años de edad, fue intervenido en el Hospital Loayza el 15 de agosto. Debían realizarle operación ambulatoria de laringe (presentaba un cuadro de papiloma laríngeo). El paciente entro caminando y hasta el día de hoy no sale de la operación debido a que fue anestesiado de manera general - lo que produjo una dilatación en su cuerpo. Actualmente, el paciente se encuentra en estado vegetativo y no está siendo atendido como debe ser, tampoco está haciendo sus terapias, se encuentra descuidado. La madre, lo único que pide - es justicia, asegura ella que está pasando el tiempo y las autoridades no hacen nada al respecto, demostrando de esta manera la falta de sensibilidad de humana. Cabe recordar que los médicos, el hospital y de las autoridades competentes,  a través de la Dra. Zarella Solís, se comprometieron  ayudarla, lo que hasta el día de hoy no han cumplido. Es en este sentido que la sociedad civil, los pacientes víctimas de negligencias médicas debemos emprender una lucha, contra los malos profesionales de la salud, muchos de ellos- bastante conocidos - enquistados a grupos de poder del sector salud, quienes decoran su consultorio con toda una colección de diplomas de todo tipo, que van desde títulos, diplomados, hasta certificados de asistencia a congresos, cursos que son pagados por algunos laboratorios, y que no garantizan su calificación – estos diplomas, en muchos casos, solo garantizan la inscripción del participante, pero no si aprendió realmente algo. Están acostumbrados a comprar jueces y fiscales, conviven con la corrupción, manipulan la ley para sus fines e intereses particulares .Todo esto es el resultado de la proliferación de universidades ligadas con grupos de poder político o económico. Esta situación se agudiza a partir de la creación de universidades con fines de lucro, que se encuentran al amparo del decreto legislativo 882 de 1996. Se considera al alumno como cliente, esto significaría que la universidad les está vendiendo el título profesional al crédito, pagando mensualmente la cuota bajo el nombre de pensión. Cuando el alumno termina de pagar todas sus cuotas se le hace entrega del objeto de la venta – el título profesional, a nombre de la nación. Aquí no interesa si el alumno aprendió, que aprendió y cuanto aprendió, solo que termine de pagar sus cuotas. Esta situación es más dramática en el caso de carreras relacionadas a la salud de las personas, como es el caso de la medicina. El resultado es que se tienen muchos profesionales que científica, ética y moralmente no están preparados, porque se encuentran alejados de lex Artis de la medicina, a quienes incluso el escritorio, de burócratas (administradores de instituciones médicas), les queda grande.

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